
DOLOR LUMBAR CRÓNICO
Se define como el dolor que continúa durante 12 semanas o más, incluso después de que se haya tratado una lesión inicial o la causa subyacente del dolor lumbar agudo. Alrededor del 20 % de las personas afectadas por dolor lumbar agudo desarrollan dolor lumbar crónico con síntomas persistentes al año.
Incluso si el dolor persiste, no siempre significa que haya una causa subyacente médicamente grave o que pueda identificarse y tratarse fácilmente. En algunos casos, el tratamiento alivia con éxito el dolor lumbar crónico, pero en otros casos el dolor continúa a pesar del tratamiento médico y quirúrgico.
El dolor lumbar crónico (DLC, por sus siglas en español) se ha asociado con cambios corticales neuroquímicos, estructurales y funcionales de varias regiones del cerebro, incluida la corteza somatosensorial. Los procesos complejos de sensibilización periférica y central pueden influir en la evolución del dolor agudo al crónico. Hay mayor prevalencia de DLC en mujeres, personas de menor nivel económico, personas con menor escolaridad y fumadores. Hay indicios de que la prevalencia se ha duplicado con el tiempo. Esto puede deberse a cambios importantes en el estilo de vida (obesidad) y en la industria laboral. Factores como antecedentes familiares de dolor de espalda incapacitante, dolor irradiado, consejos para descansar en la consulta por dolor de espalda, dolor lumbar ocupacional o dolor lumbar causado por lesiones de tránsito están todos asociados con el dolor de espalda discapacitante crónico a lo largo de la vida.
La satisfacción laboral y los factores psicosociales también juegan un papel en el desarrollo de DLC. Los trastornos musculoesqueléticos son una condición comórbida fuertemente relacionada con DLC. Se encontró una asociación moderada al considerar todo el capítulo musculoesquelético, se encontró una asociación más fuerte al considerar los síntomas somatomorfos relacionados con el grupo musculoesquelético.
Procedimientos de diagnóstico
El dolor lumbar crónico es difícil de diagnosticar por un lado, pero por otro lado la definición es muy simple. De hecho, si la lumbalgia continúa presente durante 3 meses o más, podemos considerarla “lumbalgia crónica”. Generalmente, los pacientes son diagnosticados en base a su historial. Luego se formula el diagnóstico específico basado en el examen y los resultados clínicos.
En caso de dolor lumbar específico, se requieren otros procedimientos de diagnóstico para confirmar el diagnóstico. La Resonancia Magnética (MRI) y la Tomografía Computarizada (CT-scan) pueden adelantar estas enfermedades (radiculopatía, discopatía…). Sin embargo, los pacientes son frecuentemente mal diagnosticados. Los cambios degenerativos normales en la columna relacionados con la edad pueden malinterpretarse como un iniciador del dolor, aunque podemos ver los mismos cambios en personas sin quejas. Por esta razón, los cuadros radiológicos difieren según la edad, incluso en pacientes sin dolor lumbar crónico.
También es importante verificar la presencia de señales de alerta. Medidas de resultado Los cuestionarios de autoinforme validados, como el Índice de discapacidad de Oswestry y el Cuestionario de discapacidad de Roland-Morris, deben usarse al inicio y durante el curso del tratamiento para monitorear un cambio en el estado del paciente. El Cuestionario de Percepciones Somáticas Modificadas (MSPQ) se usa para evaluar la intensidad del dolor, la discapacidad y la percepción del dolor somático respectivamente. uno de los predictores clínicos del síndrome de la faceta lumbar.
Exámen
El objetivo del exámen físico es confirmar la hipótesis de DCL mediante la eliminación de otras patologías o mecanismos. También hay pruebas clínicas que podrían usarse para clasificar a los pacientes con un mayor riesgo de DCL de los pacientes con dolor lumbar subagudo. El mejor predictor es la prueba de flexión de la columna lumbar. Se pueden observar otras diferencias en las pruebas funcionales, la sensación en los pies y en las diferentes pruebas de provocación del dolor.
Prevención
La identificación de los factores de riesgo permite el desarrollo de estrategias de atención médica (y prevención) para reducir la carga del dolor crónico. Algunos factores de riesgo no se pueden cambiar, pero otros se pueden modificar. Los factores de riesgo incluyen factores sociodemográficos, clínicos, psicológicos y biológicos. Por ejemplo, la ansiedad, la depresión y las creencias catastróficas (banderas amarillas) están asociadas con el dolor crónico y con un mal pronóstico. Los enfoques de tratamiento operante se pueden integrar en el tratamiento estándar del dolor para el dolor lumbar agudo/subagudo. La actividad graduada y la educación conductual son enfoques de tratamiento prometedores para la prevención del DCL y explicar la fisiología del dolor también puede ser preventivo.
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